IDDRR
Togo: Liderazgo inclusivo, futuros resilientes
Organizaciones de la sociedad civil como ADRA Togo están demostrando que, con conocimientos, confianza y un liderazgo integrador, hasta las comunidades más pequeñas pueden diseñar su propia protección contra las catástrofes.
ORGANIZACIÓN
Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA)
UBICACIÓN
Atti-Atovou, Región Marítima, Togo
El contexto
En la aldea rural de Atti-Atovou, en el sur de Togo, la agricultura ha sido durante mucho tiempo el corazón de la vida comunitaria. Pero a medida que las lluvias se han vuelto menos predecibles y las sequías más frecuentes, las familias que dependen de la agricultura se han enfrentado a crecientes dificultades. Cada vez que no llueve, disminuyen las cosechas, se pierden ingresos y hay que tomar decisiones difíciles: vender el ganado, reducir las comidas o sacar a los niños de la escuela.
Durante años, el riesgo de catástrofes se consideró una cuestión meteorológica y de infraestructuras. Pero en Atti-Atovou, el verdadero obstáculo a la resiliencia estaba en otra parte: en quién tomaba las decisiones. El consejo tradicional de la aldea, formado exclusivamente por hombres, regía el uso de la tierra, gestionaba las disputas y determinaba cómo responder a los problemas medioambientales. Las mujeres, aunque fundamentales para la producción de alimentos y la supervivencia de la familia, no tenían voz en la configuración del futuro de la comunidad.
El enfoque: Invertir en liderazgo integrador
Esto empezó a cambiar cuando ADRA Togo, miembro de GNDR, inició una serie de cursos de formación comunitarios sobre derechos humanos, igualdad de género y gobernanza inclusiva. Con el apoyo de asociaciones locales, las sesiones hicieron hincapié en que la resiliencia no puede construirse si la mitad de la población está excluida de la toma de decisiones.
Estos diálogos abrieron un espacio para la transformación. Por primera vez, se invitó a las mujeres a formar parte del consejo tradicional, no como observadoras, sino como iguales. El cambio fue simbólico y práctico: cuando la comunidad planificaba riesgos como la sequía, todas las perspectivas estaban representadas.
Una de las líderes recién nombradas, Salomé Drafor, ejerce ahora de Reina Madre de Atti-Atovou.
"Hoy me siento a la mesa no como decoración, sino como voz de las mujeres y los niños", dice. "Cuando planificamos los riesgos, aporto las realidades que vivimos cada día".
Resultados: Impacto real en la resiliencia
La inclusión de las mujeres en el liderazgo produjo rápidamente beneficios tangibles. Cuando las precipitaciones fueron escasas la temporada pasada, el consejo, guiado por sus nuevos miembros, actuó con rapidez para coordinar la compra colectiva de semillas. Esta decisión, tomada a nivel local, garantizó que los agricultores pudieran volver a sembrar a pesar del retraso de las lluvias, evitando así la pérdida generalizada de cosechas y el hambre.
La medida no requirió grandes fondos externos, sólo una planificación integradora y proactiva. Sin embargo, salvó los medios de subsistencia y reforzó la confianza entre los miembros de la comunidad. Más allá de la agricultura, las mujeres líderes han ayudado a dar prioridad a la nutrición, el bienestar infantil y la seguridad alimentaria de los hogares en la toma de decisiones a nivel local. Como resultado, la comunidad no sólo está mejor preparada para gestionar la sequía, sino también para proteger a sus miembros más vulnerables cuando surgen las crisis.
Lecciones y reflexiones
La experiencia de Atti-Atovou demuestra que la resiliencia tiene que ver tanto con los sistemas sociales como con los físicos. Al cambiar quién participa en las decisiones, la comunidad ha creado estructuras de gobernanza que integran la reducción del riesgo de desastres en la vida cotidiana.
El caso ilustra un mensaje central del DIRDN 2025:
Las catástrofes nunca son naturales: son el resultado de decisiones que tomamos.
Al optar por la inclusión y la capacitación, Atti-Atovou ha sentado las bases de un desarrollo basado en el riesgo y dirigido por la comunidad.
Mirando hacia el futuro: Financiar personas, no sólo proyectos
A medida que los riesgos climáticos se intensifican en Togo, la historia de Atti-Atovou pone de relieve el poder de invertir en las personas, no solo en infraestructuras. Financiar la resiliencia significa financiar los espacios sociales y cívicos donde se toman las decisiones.
Cuando mujeres y hombres lideran juntos, las comunidades son más responsables, más equitativas y más adaptables. Así es en la práctica la financiación de la resiliencia: pequeñas inversiones en inclusión que aportan seguridad y estabilidad a largo plazo.
Organizaciones de la sociedad civil como ADRA Togo están demostrando que, con conocimientos, confianza y un liderazgo integrador, hasta las comunidades más pequeñas pueden diseñar su propia protección contra las catástrofes.
En este Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, GNDR hace un llamamiento a los gobiernos, los donantes, el sector privado y las instituciones financieras para que den prioridad a la financiación de la resiliencia, y no sólo a la financiación de los desastres cuando ocurren.
Todas las fotos: ADRA Togo