IDDRR
Nuevos comienzos en Bangladesh
En el norte de Bangladesh, propenso a las inundaciones, un proyecto dirigido por la comunidad ha convertido un patio de colegio vulnerable en un refugio seguro, protegiendo la educación y la vida de los niños durante el monzón.
ORGANIZACIÓN
Manab Mukti Sangstha
UBICACIÓN
Belkuchi Upazila, distrito de Sirajganj, Bangladesh
Establecer el contexto
A orillas del río Jamuna, los habitantes de la Unión de Bardhul viven bajo la amenaza constante de las inundaciones y la erosión fluvial. Cada año, las aguas arrasan viviendas, tierras de cultivo y servicios esenciales. Para los niños de la escuela primaria pública de Charbel, esto significó algo más que clases interrumpidas: significó pérdida de aprendizaje, viajes inseguros y meses sin educación.
Las catástrofes nunca son naturales. La repetida destrucción de la escuela de Charbel no fue sólo el resultado de la fuerza del río, sino de la escasa inversión en infraestructuras resilientes y en una planificación que tuviera en cuenta los riesgos. Cada año que pasaba sin actuar agravaba la vulnerabilidad.
El proyecto: De la erosión a la resiliencia
Creada por voluntarios locales en la década de 1970 y reconocida posteriormente como escuela pública, la Escuela Primaria Charbel ya se había visto obligada a trasladarse cuatro veces debido a la erosión. En 2020, el edificio volvía a ser inseguro. Los líderes locales donaron nuevos terrenos en la aldea de Vangabari, pero seguían siendo bajos y se inundaban durante meses durante el monzón, lo que paralizaba de nuevo la educación.
En 2023, Manab Mukti Sangstha (MMS) comenzó a ejecutar el proyecto de Mejora de la Capacidad de Resiliencia ante Desastres (EDRC) en Belkuchi Upazila con el apoyo de Oxfam GB y KOICA. A través de la iniciativa "dinero por trabajo" del proyecto, la comunidad identificó la escuela de Charbel como una de las principales prioridades para la inversión en resiliencia.
Trabajando juntos, residentes locales, padres y profesores planificaron y llevaron a cabo la construcción de un parque infantil elevado y un camino de acceso. Ciento cincuenta miembros de la comunidad fueron contratados durante 15 días en el marco del programa CFW, ganando jornales que ayudaron a mantener los ingresos familiares al tiempo que fomentaban la propiedad local de la nueva infraestructura.
Impacto en la comunidad
Los resultados van mucho más allá de la mejora de las instalaciones:
- Espacio de aprendizaje seguro: El terreno elevado de la escuela permanece ahora por encima del nivel de las inundaciones, lo que garantiza una educación ininterrumpida. Los niños pueden asistir a clase todo el año, incluso con fuertes lluvias monzónicas.
- Campo de recreo y refugio contra inundaciones: El nuevo campo sirve tanto de espacio recreativo como de refugio comunitario contra inundaciones, con capacidad para 20-25 hogares durante las inundaciones.
- Mejora del acceso: La carretera de conexión permite a alumnos, profesores y tutores llegar a la escuela de forma segura, sobre todo en época de lluvias.
- Lugar de reunión de la comunidad: El descampado se ha convertido en un centro de actividades locales, incluidas las oraciones de Eid para más de 300 personas, un espacio que simboliza la unidad y la seguridad.
- Apoyo a los medios de subsistencia: La iniciativa CFW proporcionó empleo a corto plazo a 150 residentes, inyectando 900.000 takas en la economía local y reforzando la resiliencia de la comunidad.
Rahima, madre y miembro del Comité de Ejecución del Proyecto, reflexionó:
"Antes, cuando llovía, la escuela tenía que cerrar. Ahora nuestros hijos pueden estudiar y jugar sin peligro. Esto es más que desarrollo: es una bendición".
Lecciones y significado más amplio
La historia de la escuela de Charbel demuestra que la resiliencia se construye cuando las voces locales toman la iniciativa. Una inversión modesta, impulsada por las prioridades de la comunidad y ejecutada con mano de obra local, ha tenido efectos duraderos para los niños, las familias y el pueblo en general.
También subraya el mensaje de GNDR para IDDRR 2025: la financiación de la resiliencia es una financiación inteligente. Cada taka gastado en preparación ha ahorrado mucho más en pérdidas evitadas. Las organizaciones de la sociedad civil como MMS son actores vitales para garantizar que los recursos lleguen a las personas más expuestas, transformando un desarrollo ciego al riesgo en una acción inclusiva e informada sobre el riesgo.
Mirando hacia el futuro: Invertir en las personas, no sólo en los proyectos
El nuevo complejo escolar de Charbel es un modelo de resiliencia impulsada por la comunidad. Demuestra que la financiación del riesgo de catástrofes debe hacer algo más que financiar la respuesta de emergencia: debe empoderar a las instituciones locales, reforzar las infraestructuras y dar prioridad a la educación y la seguridad.
Invirtiendo en comunidades como Bardhul Union, gobiernos y donantes pueden garantizar que el derecho de todos los niños a aprender continúe, llueva o truene. Financiar la resiliencia sin financiar a la sociedad civil es una contradicción. Cuando se equipa a la población local y se confía en ella para actuar, la resiliencia arraiga durante generaciones.
En este Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, GNDR hace un llamamiento a los gobiernos, los donantes, el sector privado y las instituciones financieras para que den prioridad a la financiación de la resiliencia, y no sólo a la financiación de los desastres cuando ocurren.
Todas las fotos: Manab Mukti Sangstha