Impacto
Enviar a un ladrón para atrapar a otro ladrón en Sudán del Sur
Los niños de las tribus Toposa y Didinga, en el polvoriento rincón oriental de Sudán del Sur, aprenden primero a cuidar de las ovejas y las cabras. Admiran a los chicos mayores que cuidan el ganado, trasladándolo de las llanuras a las colinas cuando las estaciones cambian entre la lluvia y la sequía.
Un rebaño de vacas es muchas cosas para un joven: un signo de la edad adulta, una fuente de ingresos y resistencia contra la sequía, alimento en forma de leche y carne, y estatus. El ganado es la preciada posesión en el centro de un conflicto de años entre las dos comunidades de pastores, y a menudo son los jóvenes los que lideran las incursiones de represalia.
Miles de personas han perdido la vida en ataques de ambos bandos. Al principio se atacaba a los hombres de la tribu contraria, ahora las mujeres y los niños mueren regularmente en el fuego cruzado. Se roban vacas de un lado a otro y se levantan chozas de paja hasta el suelo.
La ONG Raíces de Generación ha intentado sofocar la división y reducir los riesgos a los que se enfrentan las familias. La inseguridad alimentaria y del agua está muy extendida en la región de Kapoeta, pero las intervenciones de desarrollo son difíciles en este contexto.
La asistencia a los talleres regionales de GNDR ha permitido a la organización adoptar un nuevo enfoque. Han reforzado sus habilidades para colaborar con las diferentes partes interesadas e integrar el riesgo en las actividades de desarrollo.
Tras haber trabajado en solitario, ahora han movilizado al PNUD, a Justice Africa, al Consejo de Iglesias de Sudán, a miembros de la comunidad y a representantes del gobierno estatal para intentar resolver el conflicto.
Hay que enviar a un ladrón para atrapar a un ladrón", es un dicho local, por lo que también han involucrado a los muy influyentes perpetradores en los esfuerzos de construcción de la paz. Con la ayuda del gobierno local, Root of Generation reunió a los jóvenes líderes de cada tribu, cara a cara. Su primer paso ha sido reconocer los efectos de la violencia y el hambre que genera.
El grupo de partes interesadas, junto con las comunidades, ha redactado desde entonces un Plan de Acción Estatal para orientar a las organizaciones que trabajan en la región. Se trata de una estrategia conjunta que establece cómo las intervenciones de desarrollo pueden apoyar la reducción del riesgo.
Por ejemplo, diversificar las oportunidades de ingresos de los jóvenes invirtiendo en los subproductos del ganado, el procesamiento de la carne y las industrias del cuero. No se trata de un simple plan, sino de un futuro alternativo para los jóvenes que hoy cuidan de las ovejas y las cabras y que miran a los mayores.
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