ESTRATEGIA 2020-25

Principios

Siete principios que guían nuestro planteamiento estratégico

1. Empezar a nivel local

Reconocer el contexto local y comprender las perspectivas de riesgo de la comunidad

Es vital que la experiencia de los diferentes retos a los que se enfrentan las personas en todo el mundo se utilice para informar no sólo los marcos globales y las políticas nacionales, sino también los enfoques para aplicar estas políticas a nivel local.

Es necesario comprender la realidad de las personas que viven en primera línea de las catástrofes, en condiciones de fragilidad, inseguridad e informalidad, para que las políticas y las prácticas sean adecuadas y eficaces.

2. Asociarse y colaborar

Trabajar con y entre todos los grupos y niveles para defender los intereses de las personas en situación de riesgo.

En el centro de la creación y el desarrollo continuo de GNDR está la creencia de que las organizaciones de la sociedad civil son más fuertes juntas. Asociarse con organizaciones de diferentes regiones y sectores para llevar a cabo acciones comunes aporta solidaridad, aumenta las posibilidades de conseguir un espacio político y mejora el impacto.

La colaboración va más allá de las asociaciones de la sociedad civil: es necesario un planteamiento de toda la sociedad que incluya a toda una serie de agentes estatales y no estatales, como las comunidades más expuestas, distintos grupos comunitarios, departamentos gubernamentales, organismos internacionales, grupos religiosos, otras redes, el sector privado, los medios de comunicación, el mundo académico, etc.

El camino a seguir es conectar unos con otros, formar asociaciones, aprender y trabajar juntos.

3. Incluir a todos los grupos

Garantizar la inclusión de todos los grupos, especialmente los más expuestos a riesgos

Las personas y los grupos de la sociedad suelen verse afectados de diferentes maneras por los impactos de los peligros y amenazas extremas. Los diferentes niveles y tipos de vulnerabilidad son a menudo consecuencia de las disparidades y desigualdades dentro de los países.

Debemos reconocer la interseccionalidad de la discriminación que conduce a la vulnerabilidad, incluidos el género, la etnia, la discapacidad, el colectivo LGBTQI+, las minorías religiosas, los ancianos, los jóvenes y los niños.

En particular, debe prestarse especial atención a las personas que viven en la pobreza y en situaciones vulnerables y que tienen un acceso limitado a los procesos gubernamentales de planificación y toma de decisiones. Estas personas son las más afectadas por los efectos de estos procesos y poseen importantes capacidades locales, conocimientos autóctonos y experiencia.

4. Promover la igualdad de género

Aplicar enfoques transformadores de género

Los enfoques transformadores del género reconocen que uno de los principales obstáculos al desarrollo sostenible basado en el riesgo, que está interconectado con todos los demás factores de riesgo, es la desigualdad de género.

Si no desafiamos y transformamos normas y costumbres profundamente arraigadas que perpetúan las relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres, no estaremos a la altura de nuestros compromisos de aumentar la resiliencia. Trabajar juntos de forma eficaz requiere que reconozcamos el poder y la influencia del liderazgo de las mujeres.

Allí donde las comunidades más expuestas se enfrentan a una mayor vulnerabilidad, debemos esforzarnos por adoptar enfoques que empoderen activamente a las mujeres para que tengan menos probabilidades de perder sus medios de subsistencia, más posibilidades de acceder a los servicios y aumentar su seguridad alimentaria, estén mejor equipadas para apoyar la resiliencia de sus comunidades y sean más capaces de encontrar soluciones, movilizarse, actuar y abogar por cambios que reduzcan los riesgos a largo plazo.

Garantizar una clara perspectiva de género forma parte del diseño y la ejecución de nuestro trabajo, y promover la igualdad de género en el conjunto de nuestra red y animar a las organizaciones miembros a hacer lo mismo forma parte de la puesta en práctica de este principio.

5. Movilizar diferentes recursos

Compartir recursos, aprovechar las capacidades existentes, los conocimientos y otras fuentes de resiliencia.

Es importante reconocer y movilizar los conocimientos, la pericia y la experiencia locales, que a menudo se ignoran. Es vital compartir y combinar la experiencia, la toma de decisiones y el compromiso a todos los niveles. Las comunidades más expuestas y las organizaciones de primera línea deben tener espacio para influir, además de capacidad y poder para tomar decisiones.

Un reto constante para las comunidades más expuestas es la falta de acceso a la financiación, que a su vez influye en la dinámica de poder. La transferencia y el uso compartido de recursos son esenciales para el éxito de la localización: no sólo dirigir la financiación internacional a los agentes locales, sino también reunir los recursos de la comunidad para la acción colectiva.

Deben movilizarse diversos canales de financiación, desde fuentes institucionales como los donantes internacionales, las agencias de cooperación bilateral, la ONU y las ONG internacionales, hasta fuentes individuales como las contribuciones de particulares o de grupos de la diáspora.

Además, el sector privado (desde las multinacionales hasta las pequeñas y medianas empresas) tiene un papel que desempeñar en la movilización de recursos para la resiliencia comunitaria. GNDR se encuentra en una posición única para apoyar el aspecto de movilización de recursos de un movimiento de localización: la Secretaría puede actuar como enlace entre los grandes donantes institucionales y sus organizaciones miembros, mientras que la diversidad de los miembros de la red puede aprovecharse para reforzar los conocimientos, la pericia y la experiencia a la hora de tomar la iniciativa en la elaboración de políticas y la planificación de la resiliencia.

6. Alinear las políticas con las prácticas

Garantizar la coherencia entre la reducción del riesgo de catástrofes, el cambio climático y otros marcos y actividades de desarrollo.

GNDR cree que la perspectiva de las comunidades en riesgo debe formar parte de todos los marcos internacionales. En situaciones complejas, inciertas e impredecibles, los hogares vulnerables adoptan estrategias de afrontamiento que son holísticas, flexibles e iterativas. La gente hace lo que puede tanto para proteger como para mejorar sus vidas, sus medios de subsistencia y sus bienes. La naturaleza compleja e interrelacionada de las amenazas y peligros a los que están expuestas las personas no puede abordarse adecuadamente centrándose en soluciones monotemáticas.

La coherencia empieza por adoptar la perspectiva de las comunidades más expuestas y garantizar que los enfoques coherentes a distintos niveles y los diversos acuerdos post-2015 se encuentren en primera línea, allí donde las políticas se traducen en prácticas.

7. Rendir cuentas a las comunidades locales más expuestas

Asegurarnos de que somos responsables y animar a los demás a hacer lo mismo.

La responsabilidad comunitaria consiste en comprometerse con las comunidades de mayor riesgo, con las que trabajan nuestros miembros, y ser responsables ante la población local y responder a sus necesidades y a los riesgos a los que se enfrentan.

Los miembros de GNDR buscan, en última instancia, fortalecer la resiliencia de las personas más expuestas al riesgo y, por tanto, somos responsables ante ellas de nuestras acciones. Una sociedad civil fuerte, responsable ante las comunidades locales, puede entonces desempeñar un papel vital apoyando, facilitando y exigiendo que los gobiernos y otros actores cumplan sus mandatos, deberes y obligaciones y rindan cuentas ante las poblaciones en riesgo.

"Antes trabajábamos de forma participativa. Ahora trabajamos de forma inclusiva".

Lidia Ester Santana, Miembro de la comunidad, Haina, República Dominicana