RoG sensibilizó a los desplazados sobre sus derechos, en especial a los servicios básicos, el trabajo digno y la educación, y sobre las formas de reclamarlos. Los representantes fueron de puerta en puerta para informar sobre sus derechos y también utilizaron las reuniones comunitarias y los medios de comunicación locales -televisión, radio, prensa y redes sociales- para llamar la atención sobre los retos a los que se enfrentan los desplazados. Tres tertulias radiofónicas alcanzaron una audiencia combinada de 50.000 personas y pidieron que se incluyera a los desplazados en futuras intervenciones.
Las autoridades gubernamentales locales se implicaron desde el principio del proyecto, participando tanto en la metodología VFL como en el enfoque ULL. RoG visitó los hogares de los desplazados para conocer sus necesidades e implicó a las autoridades gubernamentales locales y nacionales facilitando mesas redondas con los desplazados y la comunidad de acogida. Una campaña en las redes sociales destacó el desplazamiento como un riesgo nacional y trató de promover la inclusión de los desplazados en la toma de decisiones y la planificación del desarrollo. En respuesta, el gobierno nacional pidió a los estados de acogida que asignaran tierras a los desplazados.
A nivel comunitario, RoG trabajó con 25 beneficiarios para desarrollar cinco empresas en la comunidad, que ofrecían bienes y servicios como sastrería, bienes de consumo rápido, ropa de segunda mano, productos frescos y semillas agrícolas. Los grupos pusieron en común sus ahorros de modo que si el grupo alcanzaba un umbral determinado, el dinero extra se utilizaba para apoyar a un sexto grupo de nueva creación. De este modo, el capital sigue creciendo para beneficiar a más desplazados.