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Aplicar las lecciones de Covid-19

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15 de junio de 2020

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Declaración del Mecanismo de Participación de las Partes Interesadas (SEM) de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres

La SEM es un grupo de organizaciones no estatales que trabajan juntas para apoyar la aplicación del Marco de Sendai. GNDR es uno de los dos puntos focales de la SEM que coordinan las actividades del grupo y su compromiso con la ONU.

Mayo de 2020

Covid-19 ha revelado la precariedad de los sistemas de los que dependen el comercio, los alimentos, la energía, el transporte y las redes de seguridad social. Son las deficiencias de estos mismos sistemas las que exacerban las condiciones para que un virus surja, se propague y se convierta en una catástrofe mundial. Esta nueva comprensión de nuestra interdependencia ofrece la oportunidad de crear sistemas locales, nacionales y mundiales más fuertes y resistentes.

Aunque los efectos de este panorama de riesgo los sentimos todos, son los más pobres y vulnerables los que más sufren. Y a medida que las catástrofes golpean más rápido y con más fuerza, causando más sufrimiento, nuestros presupuestos se ven presionados hasta el punto de ruptura, lo que lleva a adoptar medidas de "rescate" económico que aumentan aún más el riesgo. Si queremos romper este círculo vicioso, debemos adoptar la única solución probada: la prevención.

La prevención salva vidas y defiende un futuro más seguro, sostenible y resistente para todos.

Necesitamos urgentemente empezar a aplicar un enfoque preventivo, basado en el riesgo, a toda la toma de decisiones y desarrollar marcos de responsabilidad que apoyen la divulgación de los riesgos y la acción preventiva. Los enfoques que elijan los gobiernos pueden transformar radicalmente los sectores que pretenden salvar e introducir un cambio hacia comportamientos y decisiones conscientes del riesgo por parte de todos nosotros.

Los miembros del Mecanismo de Participación de las Partes Interesadas hacen un llamamiento a todas las personas -pero especialmente a los dirigentes gubernamentales- para que reduzcan los riesgos, salven vidas y construyan un mundo más sostenible:

El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (SFDRR) ofrece una valiosa orientación para reconstruir mejor con el objetivo de prevenir las crisis. El SFDRR incluye peligros biológicos como las pandemias y es la única hoja de ruta acordada a nivel mundial para reducir el riesgo. Sin embargo, los responsables políticos han tardado en atender el llamamiento del SFDRR para elaborar estrategias integrales contra múltiples peligros y apoyar su aplicación con instituciones bien capacitadas y financiación.

El desarrollo basado en el riesgo, tal y como recomienda el SFDRR, garantizaría, por ejemplo, la priorización del acceso a los bienes y servicios para todos los necesitados; exigiría sistemas a prueba de fallos en el comercio y las líneas de suministro; requeriría que los recursos financieros y de otro tipo pudieran asignarse con poca antelación; y animaría a los miembros de una comunidad a estar preparados y a saber a dónde acudir para obtener una orientación precisa.

Una amenaza para uno de nosotros es una amenaza para todos. Cada individuo tiene la capacidad de hacer avanzar a su familia, su comunidad y su nación. Por lo tanto, no debemos dejar a nadie atrás. Es necesario un firme compromiso con este principio en nuestra respuesta al COVID-19 y ayudará a construir una sociedad mejor y más accesible y a prevenir este tipo de crisis en el futuro.

Este momento requiere un sentido reforzado de la solidaridad mundial impulsado por el desarrollo sostenible. Los sistemas globales impulsados por el afán de lucro financiero, y no por el bienestar, son una de las principales causas de un desarrollo frágil e insostenible. Esto no tiene por qué ser así, como demuestran los innumerables ejemplos de generosidad y solidaridad, e incluso los llamamientos del sector privado para apoyar a los afectados por la crisis.

La tecnología moderna y las redes sociales tienen la capacidad de informar -o desinformar- a miles de millones de personas en un instante. Por lo tanto, es vital que sigamos las orientaciones de los expertos que proporcionan información precisa, basada en datos y en la ciencia, sobre la mejor manera de comportarse en una crisis. La Organización Mundial de la Salud ha sido clara en sus recomendaciones desde el comienzo del brote. Sin embargo, se han enviado mensajes contradictorios, ya sea desde un lugar de falsa esperanza o incluso de interés propio. Además, las decisiones tomadas por los dirigentes deben ser claras y estar basadas en pruebas para que tengan el mayor impacto posible.

Cada uno de nosotros debe asumir su parte de responsabilidad en el bienestar del conjunto y seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de las autoridades nacionales y locales en materia de higiene y distanciamiento físico. Las acciones coherentes con estas orientaciones deben fomentarse mediante una comunicación clara, el modelado de un comportamiento adecuado y otros enfoques.

La crisis lleva a la oportunidad.

A pesar de la perturbación y el sufrimiento causados por el COVID-19, se nos ofrece una oportunidad única para desarrollar estudios de casos, lecciones aprendidas y directrices políticas sobre la gestión de riesgos de la pandemia y compartirlos a nivel mundial. También nos llevará a reconsiderar muchas cosas que sustentan nuestro mundo moderno, desde la gobernanza, la inversión, la producción y el consumo, hasta nuestra relación con la naturaleza y entre nosotros, situando la reducción de riesgos en su centro.

Si aprendemos de este momento y aplicamos enfoques de prevención y reducción de riesgos a largo plazo ahora y en el futuro, no sólo estaremos mejor preparados y ayudaremos a salvar vidas, sino que también evitaremos futuras crisis y nos pondremos en la senda del desarrollo sostenible y de una mayor resiliencia.

Esta declaración se publicó originalmente en el sitio web del UNDRR.

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